jueves, 22 de enero de 2015

Talento y esfuerzo


Los malditos contextos, introducciones o justificaciones de los proyectos, o trabajos fin de grado, o tesinas...qué de disgustos llegan a dar. Una gran amiga y yo comentábamos que si se hace muy corto, parece que desmerece el trabajo que propone, o que en el fondo lo que aportas no vale la pena porque lo que justifica y contextualiza es anodino. Pero ay amigo si te pasas de largo, porque si lo llenas de citas bibliográficas puede dejar al lector totalmente anonadado antes de leer el grueso de tu trabajo.

Hay que dar el toque justo, como el café irlandés. En los tiempos, la temperatura y la degustación pausada. ¿Qué tanto vale el talento sin trabajo? Pues alguna chispa que de pura casualidad encienda un matorral por puro acierto en tiempo o en lugar, pero sin trabajo detrás, no queda nada.

Todos saben que me gusta Lorca, bueno, no es un gustar, es un sentir, pero si en realidad me interesara toooda la generación del 27 y su contexto, habría leído el “tochazo”, y lo digo desde la admiración,  de  Francisco Rico, con su libro de mil paginillas y su suplemento, pero ha sido así. Hablábamos, respecto a uno de los poetas, con respecto la idea que compartimos ambas, de que tras una gran obra hay un 95% de trabajo y un 5% de talento, y yo soy generosa con el talento, ella hablaba del 1%. Los tsunamis de información hay que podarlos con traza y tino, sin piedad, pero con puntería. Pero no es mi caso ahora, porque yo no he de saber  sobre ella más que un vecino del quinto.

Ella aportaba las tundas de trabajo que había detrás de Nadia Comanecci, la gimnasta rumana perfecta, que nos dejó con los ojos haciendo chiribitas. Y yo, por mi parte, refería y recordaba a mi querido Picasso, quien decía que la inspiración te pille trabajando. Y en realidad, casi todo en la vida es eso. Una idea, un talento, una brizna de genialidad, si no lo acompañas de horas y horas de dedicación, trabajo, esfuerzo dedicación y ganas, son meras chispas que no perduran lo suficiente como para encender el deseo de disfrutar y que hacer que disfrute  alguien…de un ejercicio de barra, o de una pintura, o de un poema, o de una obra de arte.

Por obra de arte cualquiera incluiría, el arte de vivir con coherencia por este paseíto que es la vida.

Adjunto este cuadro y no un Van Gogh o un Picasso, porque es una obra que los entendidos parecen opinar que no contiene un alarde de técnica, pero sí de práctica. El resultado, a mi criterio, porque tampoco entiendo de pintura, es que yo, una lega normal, compraría el cuadro. Porque me puede hablar. ¿Por qué?. Porque hay limpieza y honra en el deterioro que reflejan los azulejos y el grifo, y dan ganas de tocar la esquinita que se ve agrietada, y a un tris de desprenderse, pero a pesar de ellos, esa pared de cocina la siento viva, como  los frutos y el agua atestiguan.


4 comentarios:

  1. Uno en verdad puede nacer con sensibilidad, pero si esa sensibilidad no se disciplina con trabajo, no se aprenden las reglas del arte de esa sensibilidad, quedará sólo ahí... hace muchos años una gran bailarina de Ballet en una entrevista decía, uno va a una fiesta y ve a un chico o una chica que brincan bonito, brincan tan bonito que parece que bailan... uno los toma, los mete al salón de clases de danza, los pone a hacer movimientos para que aprendan a conocer su cuerpo, cómo se mueve, cómo gira, un mismo movimiento, una y otra vez, harán berrinche, se hartarán, se enojarán... dirán mil y un demonios,sus cuerpos sufrirán, les saldrán cayos, se torcerán... y llorarán amargamente pero si terminan este proceso duro, un día saldrán a un escenario pero no saldrán a brincar bonito saldrán a hacer bailar sus cuerpos y sus espíritus, saldrán como el ave que a aprendido a volar.

    Las vanguardias nos heredaron un terrible mito de que la obra nace de la nada... y creo que la absoluta ignorancia hasta ahora no ha generado verdadero arte, el arte no es hijo de la ignorancia, nunca lo ha sido. Y esto de los frenesís creativos son más un mito que una verdad, ya los románticos hablaban de dejar todo a la inspiración, sí es necesaria la inspiración para que el poema tenga alma, respire pero necesita de un cuerpo donde habitar y eso sólo se logra trabajando, leyendo mucho, mucho más de lo que se escribe... y fue precisamente un poeta romántico, Edgar Allan Poe en su filosofía de la inspiración que nos escribió esta gran lección:

    La mayoría de los escritores – Lo poetas en particular- prefieren hacer creer que el éxtasis intuitivo, o algo así como un delicado frenesí, es el estado en que se encuentran cuando realizan sus composiciones, y se estremecerían de pies a cabeza si dejarán que el público echase una mirada tras los bastidores y presenciase las escenas de la elaboración y las vacilaciones del pensamiento que tienen lugar en el proceso de la creación, que notase los verdaderos propósitos, captados sólo a último momento, los innumerables vislumbres de la idea que no llegó a madurar plenamente, las fantasías rechazadas por rebeldes, las cautelosas selecciones y exclusiones, las dolorosas raspaduras e interpolaciones, en pocas palabras, las ruedas y los piñones, los aparejos para cambiar las escenas, que en noventa y nueve de cien casos constituyen las cualidades del histrión literario.

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    1. No sé cómo pero no aparecía mi contestación, en ella te decía, que yo, sin ser escritor, hago podas. Que a pesar de que digo, y es cierto, que escribo de corrido, cuando tomo el ritmo, es verdad que hasta yo he de tirar cosas que no hayan cuerpo con forma donde meterse, y amputar palabras. Y eso que en teoría hago alarde de improvisar siempre.

      Estoy absolutamente de acuerdo con tu aportación, más que comentario, como suplemento o continuación de este post. Un abrazo, y gracias por estar ahí.

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  2. Y en sí mismo el cuadro me parece además una obra pintada con un gusto exquisito que me trae muchos recuerdos de mi niñez y el patio de mis abuelos donde existía un grifo semejante, si, yo también lo compraría.
    Respecto a tu escrito sobre talento/trabajo, yo siempre he pensado que el talento es la cerilla, la pequeña llama que ha de unirse a un gran manojo de maderos (que sería el trabajo) para que el fuego pueda mostrar su esplendor y calor. Como verás estoy de acuerdo en todo. Dificil no estar al lado de la razón.
    Un beso ALbada y gracias por la visita.

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    1. Este cuadro, de hecho, tiene imperfecciones que lo hacen humano. El talento es esa parte pequeña del huerto, la semilla, en todo caso, pero que requiere regarse para obtener frutos.

      Me alegro te traiga recuerdos, porque recordar es, en parte revivir, y hay anécdotas, o vivencias que, son muy gratas de revivir una y mil veces.

      Gracias a ti. Un beso y ya nos vamos leyendo.

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