martes, 31 de marzo de 2015

Escribidores sin árbol

Óleo de Rafel Català


Nos descubrimos en un zoo de palabras. Algunas en recintos húmedos y otras en explanadas ficticias. Las hay con cuatro patas y caparazón, y las hay que vuelan. La variedad es enorme, o diminuta, según el presupuesto del gerente y sus posibles visitadores. Hoy me paseé por uno de estos zoos que apenas usan rejas ni artificios para separar las tipologías, y creo que el gerente se llama "escritor".

Él, junto con el resto de visitadores, apenas nos damos cuenta de que vivimos en una canica de zoos microscópicos, donde, por la forma esférica, uno se resbala de un hemisferio a otro, entre fonemas que no llegamos a escribir. Que son los más. O cazamos con un sedal de pesca, seleccionando algunos ejemplares, para hacer collares de frases perladas.

Nos miro sentada en el tocón que ha quedado de lo que fue un roble inmenso. Uno que resistió la guerra de los olvidos, pero no la metralla del tedio, y con el bocadillo en la mano, y mientras me dispongo al mejor plan que conozco, que es vivir, me planteo si escribiré un texto sobre la nimiedad. Eso de que los pensamientos se transformen en  fonemas, que luego, con un lápiz, pretendemos usar para dar cuerpo a un relato sobre cómo comerse un bocadillo. 

Esta vez sentada en esa silla improvisada, bajo el sol que aprieta, porque es ahora ausente  la sombra que alguien usaba para cazar musas y escribir, (según soplara el viento entre las hojas), y que ahora sólo existe en mi memoria y en la de las hormigas que me miraban comer, escribo esta nimiedad sobre los escritores nimios de todo zoo.



4 comentarios:

  1. Las hormigas, son fieles testigos de nuestro quehacer, imprimiendo en hojas voladoras, todos nuestros sueños, escritos en palabras de luz, para componer cuentos luminosos.
    Un beso.

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    1. Mucho más luminosos cuando talan algunos árboles. Pero sí, las hormigas siguen mirando comer bocadillos en manos que tal vez escriban sobre ello, o no, según el viento.

      Un beso

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  2. Esa nimiedad es un gran remedio para muchos males.

    Besos.

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    1. Se llama terapia en la escritura. Es cierto, y es tan nimio como comerse un bocadillo bajo un árbol que ya no está.

      Un beso.

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